¿Qué es y para qué sirve el compostaje?
El compostaje es un proceso o tratamiento de tipo biológico en condiciones aerobias (con O2). En este, se realiza una transformación de la materia orgánica biodegradable, generando como resultado un ‘compost’.
Los tipos de materia o sustrato susceptibles a ser degradados mediante compostaje son diversos. Principalmente son los generados en el sector agropecuario (estiércol, residuos de cultivos agrícolas, etc.). También se incluyen los generados en ambiente urbano (residuos sólidos urbanos).
Ventajas del compostaje
El compost obtenido a través de procesos de compostaje es empleado principalmente como enmienda orgánica. Es decir, es utilizado como fertilizante para el campo, con propiedades nutricionales de abono excelentes para la agricultura.
Entre sus características beneficiosas se encuentra su capacidad de mejorar la estructura de los suelos, reducir su erosión. Otro de sus beneficios es que optimiza la absorción de agua de los cultivos.
De esta forma, se contribuye a la reducción de residuos y del empleo de químicos. Se realiza una valorización y aprovechamiento in situ de los mismos.
¿Qué tipos de compostaje podemos realizar?
Existen dos tipos de compostaje. Los primeros son aquellos que se realizan en sistemas ‘abiertos’ (pilas estáticas o con volteo). Por otro lado, encontramos los que se realizan de forma ‘cerrada’ (contenedores, túneles).
Factores que influyen en el compostaje
Existen varios factores que condicionan el proceso de compostaje:
- Humedad: los contenidos de humedad óptimos para el compostaje deben estar comprendidos en el intervalo 40-60%. Si el contenido de humedad es mayor del 60%, el agua desplaza el aire de los espacios libres existentes entre las partículas y las condiciones se hacen anaerobias. Valores elevados pueden reducirse mediante el aumento de la aireación. Un contenido en humedad inferior al 40% provoca una disminución de la actividad biológica y el proceso de compostaje transcurrirá de forma más lenta.
- Aireación: el nivel óptimo de oxígeno se sitúa dentro del intervalo 10-18%. Una menor aireación hace que se produzca la descomposición de la materia orgánica de forma anaerobia, originándose así compuestos orgánicos de carácter fitotóxico y una disminución de la velocidad del proceso. Por el contrario, un exceso de ventilación provoca el enfriamiento de la masa. Esto tendá como consecuencia la reducción de la actividad metabólica de los microorganismos. La aireación dependerá en gran medida de la porosidad de la mezcla.
- Relación C/N: la relación entre carbono y nitrógeno es un parámetro clave para un adecuado desarrollo del proceso de compostaje. Los valores recomendados para la mezcla inicial deben estar comprendidos en el intervalo 25-35, ya que valores más altos disminuyen la actividad biológica. Esto ralentiza el proceso y valores inferiores generan emisiones de grandes cantidades de nitrógeno en forma de amoníaco.
- Tamaño de partícula: la actividad microbiana está relacionada con el tamaño de la partícula, esto es, con la facilidad de acceso al sustrato. Si las partículas son pequeñas, hay una mayor superficie específica, lo cual facilita el acceso al sustrato. El tamaño normal de los materiales para el compostaje es de 5 a 20 cm (tamaño óptimo sería entre 1 – 5 cm). La densidad del material, y por lo tanto la aireación de la pila o la retención de humedad, están estrechamente relacionados con el tamaño de la partícula, siendo la densidad aproximadamente 150 - 250 kg/m³. Conforme avanza el proceso de compostaje, el tamaño disminuye y, por tanto, la densidad aumenta, 600-700 kg/m³.